lunes, 15 de agosto de 2011

LEY N° 2 NUNCA CONFÍE DEMASIADO EN SUS AMIGOS; APRENDA A UTILIZAR A SUS ENEMIGOS

LEY N° 2 NUNCA CONFÍE DEMASIADO EN SUS AMIGOS; APRENDA A UTILIZAR A SUS ENEMIGOS

CRITERIO
Desconfíe de los amigos; suelen ser los primeros en
traicionarlo, ya que caen fácilmente presa de la envidia.
También suelen convertirse en irrespetuosos y tiranos.
En cambio, emplee a quien haya sido su enemigo, y le
será más leal que un amigo, ya que deberá hacer mayores
esfuerzos para demostrar su adhesión. Lo cierto es que
usted debe temer más a sus amigos que a sus enemigos.
Si no tiene enemigos, busque la forma de creárselos.

TRANSGRESIÓN DE LA LEY
Para tener un buen
enemigo, elige a un
amigo: éste sabrá
golpear donde más
duele.
DIANE DE POMERS,
1499-1566, AMANTE DE
ENRIQUE II DE FRANCIA
 



Cada vez que asigno
un puesto vacante,
genero cien
descontentos y un
ingrato.
Luis XIV, 1638-1715


Es así como, por mi
parte, me he visto
decepcionado más de
una vez por la persona
que más quería y en
cuyo amor confiaba
por sobre el de todos
los demás. Por lo tanto,
creo que está bien amar
y servir a una persona
por encima de todas las
demás, de acuerdo con
su mérito y su valor,
pero nunca hay que
confiar tanto en la
tentadora trampa de la
amistad como para
luego tener motivos
para arrepentirse.
BALTASAR CASTIGLIONE
1478-1529


A mediados del siglo a a.C., un joven de nombre Miguel in
ascendió al trono del Imperio Bizantino. Su madre, la emperatriz
Teodora, había sido desterrada a un monasterio, y el amante de
ella, Teoctistus, asesinado. La conspiración para destituir a
Teodora y entronizar a Miguel había sido encabezada por el tío
de éste, de nombre Bardas, un hombre sagaz y ambicioso. Miguel
era un gobernante sin experiencia alguna, rodeado de intrigantes,
asesinos y libertinos. En esos tiempos de peligro, se vio
necesitado de alguien en quien poder confiar y que desempeñara
el papel de sincero consejero. Pensó de inmediato en Basilio, su
mejor amigo. Basilio no tenía experiencia alguna en lo relativo a
política y gobierno (era el jefe de los establos reales), pero había
demostrado, una y otra vez, su lealtad y su gratitud para con
Miguel.
Los dos hombres se habían conocido algunos años antes; en
esa oportunidad, Miguel estaba visitando los establos, cuando un
caballo salvaje se espantó y comenzó a correr sin control hacia
donde él se hallaba. Basilio, joven jinete de Macedonia, salvó la
vida de Miguel al controlar al caballo desbocado. La fuerza y el
coraje del joven impresionaron de tal manera a Miguel, que de
inmediato ascendió a Basilio de oscuro entrenador de caballos a
la posición de jefe de las caballerizas reales. Colmó a su amigo de
obsequios y favores, y ambos terminaron siendo inseparables.
Basilio fue enviado a la mejor escuela de Bizancio y el tosco
campesino se convirtió en un culto y agradable cortesano.
Nombrado emperador, Miguel necesitaba a su lado a alguien
que le fuese absolutamente leal. ¿Quién mejor para confiarle el
delicado puesto de chambelán y principal consejero, que el joven
que le debía todo lo que había llegado a ser?
Basilio podría ser capacitado para su nuevo trabajo, y Miguel
lo amaba como a un hermano. Ignorando el consejo de quienes
le recomendaron dar ese puesto a Bardas, mucho más apto,
Miguel escogió como asistente a su amigo.
Basilio aprendió con facilidad y rapidez, y pronto estuvo en
condiciones de asesorar al emperador sobre todos los asuntos de
Estado. El único problema resultó ser el dinero, ya que Basilio
nunca consideraba suficiente lo que se le pagaba. Al estar
expuesto a los lujos y esplendores de la vida cortesana de
Bizancio, se tornó avaro y ambicioso. Miguel duplicó y luego
triplicó su salario, le otorgó un título de nobleza y lo casó con una
de sus propias amantes, Eudocia Ingerina. Mantener satisfecho a
su amigo y hombre de confianza bien valía aquel precio. Pero los
problemas no terminaron allí. Bardas había pasado a ser jefe del
ejército, y Basilio convenció a Miguel de que ese hombre era
ilimitadamente ambicioso. Con la ilusión de poder controlar a su
sobrino, Bardas había conspirado para ponerlo en el trono. Nada
le impedía volver a conspirar, esta vez para deponer a Miguel y
asumir él mismo el gobierno del imperio. Tanto hizo y dijo Basilio
contra Bardas, que al fin Miguel decidió mandar asesinar a su tío.
Durante una importante carrera de caballos, Basilio se acercó a
Bardas en medio de la multitud y lo mató a puñaladas. Poco
después, solicitó reemplazarlo como jefe del ejército, a fin de
ejercer mejor control sobre las fuerzas armadas y poder sofocar
cualquier intento de rebelión. El emperador le concedió el cargo.
El poder y la fortuna de Basilio fueron creciendo y, pocos
años más tarde, Miguel —que se encontraba en apuros
económicos debido a sus propios despilfarros— le pidió que le
devolviera parte del dinero que Basilio había tomado prestado a
lo largo de los años. Para gran consternación del joven empera-
dor, Basilio se negó con tanta firmeza y arrogancia que se dio
cuenta de pronto del problema que enfrentaba: su ex jefe de
establos había llegado a poseer más dinero, más aliados en el
ejército y en el Senado y, por último, más poder que el propio
emperador. Algunas semanas después, tras una noche de mucho
beber, Miguel se despertó y se vio rodeado por soldados. Basilio
contempló la escena impávido, mientras sus hombres asesinaban
al emperador a puñaladas. Después de autoproclamarse empera-
dor, cabalgó por las calles de Bizancio llevando en triunfo, en la
punta de una larga pica, la cabeza de su ex benefactor y mejor
amigo.
Interpretación
Miguel III de Bizancio puso su futuro a merced del sentimiento de
gratitud que creía que Basilio debía de albergar hacia él. No
dudaba de que Basilio le serviría mejor que nadie, ya que le debía
su riqueza, su educación y su posición. Luego, una vez que Basilio
estuvo en el poder, no dudó en darle todo lo que éste le requería
para fortalecer el lazo que los unía. Sólo cuando vio el gesto de
burla en el rostro de Basilio, Miguel se dio cuenta del error fatal
que había cometido.
Había creado un monstruo. Permitió que el hombre viera el
poder de tan cerca que terminó deseando más y más; al darle
todo cuanto exigía, y al encumbrarlo gracias a la caridad recibida
de su benefactor, sólo logró que Basilio hiciera lo que hacen
tantos en una situación similar: olvidar los favores recibidos y
creer que han ganado su éxito gracias a sus propios méritos.
En el momento en que tomó conciencia de la realidad,
Miguel aún estaba a tiempo de salvar su vida, pero la amistad y
el amor suelen impedirnos ver nuestros propios intereses. Nadie
cree que un amigo puede traicionarlo, y Miguel no lo creyó hasta
el día en que su cabeza terminó en la punta de la pica.
 
Señor, protégeme de mis amigos, que de mis enemigos
me protejo yo mismo.
Voltaire, 1694-1778

 
OBSERVANCIA DE LA LEY
Durante varios siglos después de la caída de la dinastía Han (año
222 d.C.) la historia china presenta una serie de golpes de Estado
violentos y sangrientos, uno tras otro. Los hombres del ejército
conspiraban para asesinar a un emperador débil, para luego
reemplazarlo por un general fuerte y colocarlo en el trono del
dragón. El general iniciaba una nueva dinastía y se hacía coronar
emperador. Para asegurar su supervivencia, asesinaba a los
generales que lo habían acompañado en el golpe. Algunos años
más tarde, sin embargo, el modelo volvía a repetirse: nuevos
generales volvían a levantarse y asesinaban al emperador o a sus
hijos. Ser emperador de China significaba estar solo, rodeado por
una jauría de enemigos. Era la posición de menor poder y
seguridad que existía.
En el año 959 d.C., el general Chao K'uang-yin se convirtió
en el emperador Sung. Tenía plena conciencia de que era muy
probable que, en el término de uno o dos años, lo asesinaran.
¿Cómo podía hacer para romper ese esquema? Al poco tiempo
de haber sido entronizado como emperador, Sung ordenó que se
realizara un banquete para celebrar el advenimiento de la nueva
dinastía, al que invitó a los más poderosos comandantes del
ejército. Después de que todos bebieron mucho vino, Sung
despidió a los guardias y a todos los demás invitados, menos a los
generales, que empezaron a temer que el emperador los asesinara
de un solo golpe. El emperador, en cambio, les dijo: "Paso todo
el día temiendo por mi vida, y me siento desdichado, tanto a la
mesa como en mi cama. Porque, ¿quién de ustedes no sueña con
arrebatarme el trono? No es que dude de su lealtad, pero si, por
una de esas casualidades, sus subordinados, buscando riqueza y
poder, obligaran a alguno de ustedes a vestir la túnica amarilla,
¿quién podría rehusarse?". Ebrios y temerosos por su vida, los
generales reiteraron, una y otra vez, su inocencia y su lealtad.
Pero Sung tenía otros planes. "La mejor forma de pasar los días
es disfrutando en paz de las riquezas y los honores. Si ustedes
están dispuestos a renunciar a sus mandos, yo, por mi parte, estoy
dispuesto a brindarles prósperas tierras y bellas viviendas, donde
puedan disfrutar del placer, acompañados por cantantes y
mujeres hermosas."
Los generales, atónitos, comprendieron que, en lugar de
luchas y angustias, Sung les ofrecía riquezas y seguridad. Al día
siguiente, todos los generales presentaron su renuncia y se
retiraron como nobles a las propiedades que Sung les había
obsequiado.
En un golpe magistral, Sung convirtió a una manada de
"amigables" lobos, que sin duda lo habrían engañado y atacado
LA
SERPIENTE, EL
CAMPESINO Y LA
GARZA
 

Una serpiente, perse-
guida por cazadores,
pidió a un campesino
que le salvara la vida. Pa-
ra ocultarla de sus
perseguidores, el campesi-
no se puso en cuclillas y
dejó que la serpiente se
enrollara en su vientre.
Pero cuando el peligro
hubo pasado y el cam-
pesino pidió a la víbora
que saliera de su refu-
gio, ésta se negó a
hacerlo. Contra el vien-
tre del hombre se sentía
abrigada y segura Ca-
mino a su casa, el
hombre vio a una garza,
se le acercó y le contó en
voz baja lo sucedido.
La garza le dijo que
volviera a ponerse en
cuclillas e hiciera fuerza
para expulsar a la ser-
piente. Cuando la víbora
asomó la cabeza, la garza
la sujetó con fuerza, la ex-
trajo de su refugio y la
mató. Al campesino le
preocupaba que el vene-
no de la serpiente
hubiese permanecido
en su interior. Enton-
ces, la garza le dijo
que, para curarse del
veneno de una ser-
piente, habla que
cocinar y comer seis
aves blancas. "Tú eres
un ave blanca —dijo
el campesino—. Co-
menzaré por comerte
a ti." Y tomó a la gar-
za, la metió en una
bolsa y la llevó a su
casa colgó la bolsa y
le contó a su mujer
todo lo sucedido.
"Me sorprende tu
actitud —dijo la mu-
jer—. El ave te hace
un favor, te libera
del mal que lleva-
bas en tu vientre y,
de hecho, te salva
la vida, y tú la
atrapas y hablas
de matarla" De
inmediato, la mu-
jer liberó a la
garza, que salió
volando. Pero al
hacerlo arrancó
los ojos a la
mujer del cam-
pesino.
Moraleja
Cuando
veas que el
agua corre
colina arri-
ba, significa
que alguien
está devol-
viendo un favor.
LEYENDA POPULAR AFRICANA

por la espalda, en un grupo de dóciles corderos, alejados de todo
poder.
Durante los arios siguientes, Sung continuó su campaña para
asegurar su poder absoluto. En 971 d.C., King Liu, oriundo de la
sureña provincia de Han, al fin se rindió ante él, al cabo de arios
de rebelión. Para gran sorpresa de Liu, Sung le otorgó una
posición de alto rango en la corte imperial y lo invitó al palacio
para sellar su nueva amistad con una copa de vino. Cuando Liu
tomó la copa, titubeó un instante, temiendo que contuviera
veneno. "Los crímenes de este súbdito sin duda merecen la
muerte —exclamó—, pero yo pido a Su Majestad que perdone
la vida a este súbdito. No me atrevo a probar este vino." El
emperador Sung se echó a reír y, tras tomar la copa de manos de
Liu, la vació de un solo trago. El vino no estaba envenenado. A
partir de ese momento, Liu se convirtió en el amigo más confiable
y leal de Sung.
En aquel tiempo, China se había dividido en numerosos
pequeños reinos. Cuando Ch'ien Shu, rey de uno de ellos, fue
derrotado, los ministros de Sung aconsejaron al emperador
encarcelar al rebelde. Le presentaron documentos que probaban
que Ch'ien Shu seguía conspirando para asesinar a Sung. Sin
embargo, cuando Ch'ien Shu fue a visitar al emperador, éste, en
lugar de encerrarlo en una cárcel, lo recibió con todos los
honores. También le obsequió un paquete y le pidió al rey que
sólo lo abriera cuando estuviese a mitad del camino hacia su casa.
Ch'ien Shu abrió el envoltorio durante su viaje de regreso, y vio
que contenía toda la documentación referente a su conspiración.
Se dio cuenta, entonces, de que Sung sabía de sus planes asesinos
y que, sin embargo, le había perdonado la vida. Esa generosidad
lo convirtió y pronto fue uno de los súbditos más leales de Sung.
Interpretación
Un proverbio chino compara a los amigos con las mandíbulas y
los dientes de un peligroso animal: si uno se descuida, se
encuentra con que terminan masticándonos. El emperador Sung
conocía las mandíbulas que lo rodeaban cuando asumió el trono:
Sus "amigos" del ejército lo masticarían como si fuese un trozo de
carne y, si llegaba a sobrevivir, sus "amigos" del gobierno se lo
comerían para la cena.
El emperador Sung no quiso tener trato con sus "amigos",
sino que sobornó a sus generales colegas con espléndidas
propiedades y los mantuvo bien alejados. Ésta era una forma
mucho mejor de anularlos que matándolos, - lo que sólo hubiese
provocado la venganza de otros generales. Sung tampoco quiso
tener nada que ver con ministros "amistosos". Más de una vez,
terminarían bebiendo su famosa copa de vino envenenado.
En lugar de confiar en sus amigos, Sung utilizó a sus enemi-
gos, uno tras otro, transformándolos en súbditos mucho más

Por lo tanto, son
muchos los que
piensan que un
príncipe sabio debería,
cuando tiene la
oportunidad, fomentar
astutamente cierto
grado de enemistad, a
fin de que, al
suprimirla, logre
incrementar su
grandeza. Muchos
príncipes, en especial
los más jóvenes, han
encontrado mayor
lealtad y utilidad en
aquellos hombres a los
que, cuando recién
comenzaron a ejercer
el poder, miraban con
desconfianza, que en
aquellos en que
confiaron de entrada.
Pandolfo Petrucci,
príncipe de Siena, para
gobernar su Estado,
recurrió más a aquellos
de quienes desconfiaba
que a sus hombres de
confianza.
NICOLÁS MAQUIAVELO,
1469-1527

 

Un brahmán, gran
experto en Veda y
también un gran
arquero, ofrece sus
servicios a su mejor
amigo, que se ha
convertido en rey. Al
ver al rey, el brahmán
exclama:
"¡Reconóceme; soy tu
amigo!". El rey le
responde con un gesto
de desprecio, para
luego explicar: "Si,
hemos sido amigos,
pero nuestra amistad se
basaba en el poder que
entonces tenía cada
uno de nosotros... Fui
tu amigo, mi buen
brahmán, porque ello
servía a mis fines.
Ningún pobre es amigo
del rico, ningún tonto
es amigo del sabio,
ningún cobarde es
amigo del valiente. Un
amigo del pasado...
¿quién lo necesita? Son
dos individuos de
riqueza y cuna
similares quienes se
unen en amistad o en
matrimonio, y no un
rico y un pobre... Un
amigo del pasado...
¿quién lo necesita?

EL MAHABHARATA,
APROX. SIGLO III A.C.

confiables. Mientras que un amigo espera más y más favores y
hierve de celos y envidia, los ex enemigos no esperaban nada y
recibieron todo. Un hombre que se encuentra con que de pronto
le perdonan la vida es, sin duda, un hombre agradecido e irá
hasta el fin del mundo por el hombre que le concedió esa gracia.
Con el correr del tiempo, sus antiguos enemigos se convirtieron
en los más confiables amigos de Sung.
Y, por último, Sung logró romper con el ciclo continuo de
golpes de Estado, violencia y guerra civil: la dinastía Sung
gobernó la China durante más de trescientos años.
Levanta una abeja por
caridad y aprenderás
las limitaciones de la
caridad.
PROVERBIO SUFÍ
 


Los hombres están más
dispuestos a devolver
una injuria que un
beneficio, porque la
gratitud es una carga,
mientras que la
venganza es un placer.
TÁCITO, APROX.
55-120 D.C.


 En un discurso pronunciado en el apogeo de la Guerra Civil de los
Estados Unidos, Abraham Lincoln se refirió a los sureños como a
hermanos que iban por el camino equivocado. Una
señora mayor lo reprendió por no calificarlos de acérrimos
enemigos a quienes se debía destruir. "Pero, señora —replicó
Lincoln—, ¿ acaso no destruyo a mis enemigos al convertirlos
en mis amigos?"
CLAVES PARA ALCANZAR EL PODER
Es natural querer emplear a los amigos cuando uno se encuentra
en apuros. El mundo es un lugar duro y los amigos suavizan esa
crudeza. Además, uno los conoce bien. ¿Por qué depender de un
extraño cuando se tiene a mano un amigo?
El problema es que, a menudo, no se conoce a los amigos tan
bien como uno cree. Los amigos suelen coincidir con nosotros a
fin de evitar discusiones. Entre amigos se suelen disimular los
rasgos desagradables, para evitar molestar u ofenderse. Los
amigos son los que más celebran nuestros chistes. A los amigos les
encantará su poesía, amarán su música y envidiarán el buen gusto
de su vestimenta; quizá sean sinceros... pero con frecuencia no lo
son.
Cuando usted decide emplear a un amigo, poco a poco va
descubriendo facetas que esa persona mantenía cuidadosamente
ocultas. Lo extraño es que es su acto de generosidad para con sus
amigos lo que desestabiliza la relación. El ser humano quiere
sentir que merece su buena fortuna. La recepción de un favor
puede convertirse en algo opresivo: significa que usted ha sido
elegido por ser un amigo y no necesariamente por sus méritos
propios. En el acto de contratar a un amigo casi siempre hay un
ligero toque de condescendencia que, secretamente, molesta. Esa
herida se irá manifestando en forma paulatina: un poco más de
sinceridad, un toque de resentimiento o envidia cada tanto, y,
antes de que usted pueda darse cuenta, la amistad comenzará a
diluirse de modo irremediable. Cuantos más favores y obsequios
usted ofrezca para reavivar la amistad, menos gratitud cosechará.
La ingratitud tiene una historia larga y profunda. Su poder ha
quedado demostrado a través de tantos siglos, que resulta en
verdad sorprendente que la gente siga subestimándola. Es mucho
mejor ser desconfiado. Nunca espere gratitud de un amigo, y se
verá gratamente sorprendido cuando éste se muestre agradecido.
El problema de emplear a un amigo es que esa amistad
limitará en forma inevitable su poder. Rara vez ocurre que el
amigo sea a la vez todo lo capaz que usted necesitaría. Y, a la
larga, la capacidad y la competencia son mucho más importantes
que los sentimientos de amistad. (Miguel 10 de Bizancio tenía,
delante de sus mismas narices, un hombre que lo habría guiado
de modo adecuado y le habría salvado la vida: ese hombre era
Bardas.)
Todas las situaciones laborales exigen una cierta distancia
entre la gente que participa en ellas. Usted está tratando de
trabajar, no de hacer amigos. La amistad (verdadera o falsa) sólo
enturbia este hecho. Por lo tanto, la clave del poder se basa en la
capacidad de evaluar quién es la persona más capaz para apoyar
sus intereses en toda situación. Conserve a sus amigos para vivir
una relación de amistad, pero trabaje con los más capaces y
competentes.
Sus enemigos, por otra parte, constituyen una mina de oro
virgen que usted deberá aprender a explotar. Cuando Talleyrand,
el ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón, consideró, en
1807, que su jefe estaba conduciendo a Francia a la ruina y que
había llegado el momento de volverse contra él, comprendió los
peligros que entrañaba conspirar contra el emperador. Necesitaba
un socio, un confederado, pero... ¿en cuál de sus amigos podría
confiar para semejante cometido? Eligió a Joseph Fouché, jefe de
la policía secreta y su más enconado enemigo, un hombre que
hasta había tratado de mandarlo asesinar. Talleyrand sabía que
aquel odio del pasado brindaría la oportunidad para una
reconciliación afectiva. Sabía que Fouché no esperaraba nada de
él y que, por otra parte, se esforzaría para demostrar que era
digno de la elección de Talleyrand. Una persona que quiere
probarle algo moverá montañas por usted. Además, Talleyrand
sabía que su relación con Fouché se basaría en intereses mutuos
y egoístas, y que no estaría contaminada por ningún tipo de
sentimientos personales. La elección resultó ser perfecta. A pesar
de que los conspiradores no consiguieron derrocar a Napoleón, la
unión de dos socios tan insólitos y poderosos generó mucho
interés por su causa. La oposición al emperador comenzó a
difundirse en forma paulatina y, a partir de ese momento,
Talleyrand y Fouché tuvieron una fructífera relación de trabajo.
Toda vez que pueda, haga las paces con tm enemigo y asegúrese
de ponerlo a su servicio.
Como dijo Lincoln, uno destruye al enemigo cuando lo
convierte en amigo. En 1971, durante la guerra de Vietnam,
Henry Kissinger fue víctima de un frustrado intento de secuestro,
EL BENEFICIO QUE
BRINDAN LOS ENEMIGOS
En cierta oportunidad,
hablando el rey Hierón
de Siracusa con uno de
sus enemigos, éste le
recriminó al rey que
tenía mal aliento.
Hierón, consternado,
en cuanto volvió a su
vivienda le dijo, en
tono de reproche, a su
esposa: "¿Cómo es que
nunca me dijiste que yo
tenía este problema?".
La esposa, una mujer
simple, casta e
inocente, le contestó:
"Señor, yo pensé que el
aliento de todos los
hombres olía como el
tuyo". Esto muestra
que muchas veces nos
enteramos de nuestros
errores y falencias más
evidentes, ya sean
físicos o de otra índole,
y que resultan notorios
y evidentes para todo el
mundo, antes por parte
de nuestros enemigos
que por nuestros
amigos y familiares.
PLUTARCO,
APROX. 46-120 D.C.


una conspiración en la cual, entre otros, estuvieron involucrados
dos conocidos sacerdotes antibelicistas, los hermanos Berrigan,
otros cuatro sacerdotes católicos y cuatro monjas. En privado, sin
informar al Servicio Secreto del Departamento de Justicia,
Kissinger organizó un encuentro con tres de los supuestos
secuestradores, un sábado por la mañana. Cuando explicó a sus
invitados que para mediados de 1972 habría sacado de Vietnam
al grueso de los soldados estadounidenses, conquistó de inmedia-
to su buena voluntad. Le obsequiaron algunos prendedores con la
leyenda "Secuestren a Kissinger" y uno de ellos mantuvo durante
años una amistad con él, visitándolo en diversas ocasiones. Ésa no
fue la única ocasión en que Kissinger recurrió a ese tipo de
estratagema: por principio, buscaba trabajar con quienes
disentían de él. Sus colegas solían comentar que, obviameúte,
Kissinger se llevaba mejor con sus enemigos que con sus amigos.
Sin enemigos a nuestro alrededor, nos volvemos perezosos.
Un enemigo que nos pisa los talones agudiza nuestro ingenio, nos
mantiene despiertos y atentos. Por eso, a veces, es mejor usar a los
enemigos como enemigos, en lugar de transformarlos en amigos
o aliados.
Mao Tse-tung consideró el conflicto como la clave para su
acceso al poder. En 1937 los japoneses invadieron China,
interrumpiendo la guerra civil entre los comunistas de Mao y sus
enemigos, los nacionalistas chinos.
Temiendo que los japoneses los aniquilaran, algunos líderes
comunistas abogaron por dejar que fuesen los nacionalistas
quienes combatieran a los japoneses, y utilizar ese tiempo para
recuperarse. Mao no coincidió con esa posición. No sería posible
que los japoneses lograran denotar y ocupar, al menos no por
mucho tiempo, un país tan vasto como China. Cuando se
retiraran, el ejército comunista, tras varios años sin combatir,
estaría oxidado y mal preparado para reanudar la lucha contra los
nacionalistas. Luchar contra un enemigo tan formidable como
los japoneses constituiría, por el contrario, el entrenamiento per-
fecto para el heterogéneo ejército comunista. Se optó por seguir el
plan propuesto por Mao, que resultó exitoso: cuando los japone-
ses se retiraron al fin de China, los comunistas habían ganado la
experiencia bélica que los ayudaría a derrotar a los nacionalistas.
Años después, un visitante japonés intentó disculparse ante
Mao por la invasión de su país a China. Mao lo interrumpió
diciendo: "Creo que debería agradecer esa invasión". Explicó
que, sin un contrincante fuerte, ni un hombre ni un grupo pueden
crecer en fortaleza.
La estrategia de conflicto constante de Mao comprende
varios componentes clave. En primer lugar, tener la certeza de
que a la larga se saldrá victorioso de la lucha. Nunca iniciar la
lucha contra quien no se esté seguro de poder derrotar (Mao sabía
que los japoneses, más tarde o más temprano, serían derrotados).
Segundo, si no se tienen enemigos evidentes, a veces conviene
armar un blanco adecuado, aunque para ello haya que convertir
a un amigo en enemigo. Mao utilizó esta táctica una y otra vez en
su política. Tercero, utilice a esos enemigos para definir su causa
con mayor claridad frente al público, incluso presentándola como
una lucha del bien contra el mal. Mao alentó las diferencias de
China con la Unión Soviética y con los Estados Unidos. Estaba
convencido de que, sin enemigos claramente definidos, su gente
perdería el sentido de lo que significaba el comunismo chino. Un
enemigo bien definido es un argumento mucho más fuerte que
cualquier cantidad de palabras que se puedan derrochar al res-
pecto.
Nunca permita que la presencia de sus enemigos lo altere o
atemorice. Es mucho mejor tener contrincantes declarados que
no saber por dónde acecha el enemigo. El hombre de poder da la
bienvenida al conflicto y utiliza a los enemigos para enfatizar su
reputación como un luchador firme, en quien se puede confiar en
tiempos de incertidumbre.
Imagen: Las fauces de la In-
Autoridad: Se-
gratitud. Sabiendo qué es
pa cómo utilizar a
lo que le sucede si pone
sus enemigos para su
un dedo en las fauces
propio beneficio. De-
de un león, usted
berá aprender a tomar la
se
abstendrá
espada, no por la hoja, que
de hacerlo.
no haría sino cortarle la ma-
Con los
no, sino por la empuñadura,
amigos,
que le permitirá defenderse. El
usted nunca
hombre sabio saca más
tomaría seme-
beneficio de los enemi-
jante precaución,
gos que un tonto de
pero, si los contrata,
sus amigos. (Bal-
sin duda lo comerán
tasar Gracián,
vivo con su ingratitud.
1601-1658).
INVALIDACIÓN
Aunque en general lo mejor es no mezclar el trabajo con la
amistad, hay momentos en que un amigo puede ser usado en
forma más efectiva que un enemigo. Por ejemplo, un hombre de
poder suele verse en la necesidad de hacer algún "trabajo sucio",
pero, para guardar las apariencias, es preferible que lo haga otra
persona en su lugar. Para eso resultan ideales los amigos, ya que
el afecto que sienten los predispone a correr riesgos por uno. De
la misma manera, si por algún motivo los planes le salen mal, es
posible usar a un amigo como un oportuno chivo expiatorio. Esta
"caída del favorito" fue un truco usado con frecuencia por reyes
y soberanos: dejaban que su mejor amigo cargara con la culpa de
un error, ya que nadie sospecharía que habían sacrificado en
forma deliberada a un amigo por ese motivo. Por supuesto,
después de jugar esa carta, el gobernanate perdía al amigo para
siempre. Por lo tanto, conviene reservar el papel de chivo
expiatorio para alguien cercano a usted, pero no demasiado
próximo en el afecto.
Por último, el problema de trabajar con amigos es que se
confunden los límites y las distancias que una actividad laboral
requiere. Pero si ambas partes del arreglo comprenden con
claridad los riesgos que la relación entraña, un amigo puede
llegar a ser un empleado muy eficiente. Sin embargo, en una
relación de este tipo nunca deberá bajar la guardia. Esté siempre
atento a cualquier señal de conflicto emocional, como por
ejemplo la envidia o la ingratitud. En el ámbito del poder nada es
estable y hasta el amigo más íntimo puede convertirse en el peor
de los enemigos.

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